viernes, 16 de mayo de 2008

Desde el dolor

No consigo dormir, se que el insomnio disfraza tu nombre, solo me quedan recuerdos y palabras que me ayudan a recordar tu cara, el tiempo pasa y el dolor perdura, me asfixia el alma y sigo presa de una voz… la tuya, que ahora ya descansa.
Intento empezar de nuevo , ser otra persona, cambiar mi pasado, pero el dolor es tan fuerte que día a día durante todos estos años me gana la batalla. Busco en los resquicios la fuerza que ausente ahora ya no me acompaña, ahora por primera vez siento que ya nada vale nada.
Ni esperanza, ni valor, ni fuerza, mi cuerpo se resquebraja y se parte en un sollozo de mil lágrimas en silencio, en soledad, en tú ausencia, el sol está cayendo y tanteando a mi alrededor solo consigo darme cuenta de que ya no hay salida ni vuelta atrás.
Mi cuerpo se tumba dolorido y mi alma se retuerce en la muerte que el viento anuncia mientras la oscuridad se cierne sobre la ciudad.
Mis pensamientos se turban con el goteo del agua sobre la bañera que será mi tumba, donde la muerte me mirará directamente a los ojos y sellará mis labios para no volver a abrirlos jamás…
Observo ahora el agua mansa en silencio, en calma como si todo se hubiese detenido junto a mi aliento y puedo verme pálida como una mañana de invierno, inerte, bajo un manto rojizo que aunque invisible en el se escribió tu nombre junto a los sueños que se escaparon y que ya jamás volverán, su tiempo… mi tiempo ya jamás volverá.

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