sábado, 22 de agosto de 2009

Una historia sin fin

Mi cuerpo se tumba en el silencio de una casa vacía, la oscuridad arropa mi cuerpo cansado de otro día más, las estrellas brillan a demasiada distancia como para poder alcanzarlas, cierro mis ojos para dejar de ver la luna que parece devolverme una mueca triste de buenas noches.
Suenan lentas de nuevo las notas de tu piano en mi cabeza, notas tristes que me recuerdan tu ausencia otra noche más. Siguen un compás lento y taciturno, una por cada latido exhausto de mi corazón, como cuando la lluvia golpea los cristales, cada nota unida a la siguiente en un ritmo doliente, pero esta noche ni tan siquiera llueve para esconder mis lágrimas y uno de cada dos latidos se pierde desde que te perdí en la inmensidad de una noche como esta, poco antes del despuntar del alba anunciando un nuevo día en nuestra historia, una historia que hace tiempo que pasó a convertirse en viejas hojas en blanco sin sentido, por que nuestro adiós para mi no significo el fin del cuento que había imaginado para nuestro amor.
Quiero alcanzarte en cada sueño imposible, imposible por que no logro dormir lo suficiente como para retenerte, por que mi cuerpo añorándote me despierta a cada segundo con el pesar de mi alma llamándote a gritos; gritos silenciosos que solo tú y yo percibimos, gritos ahogados que retumban siempre entre las mismas cuatro paredes, gritos que te acercan y te alejan en un instante, por que así es tu presencia en mi vida, una presencia de pequeños instantes.
Pequeños instantes en los que me acompaña tu aroma para segundos más tarde confundirse de nuevo con el viento, una caricia tuya sobre una lagrima que se desprende junto a ella para perderse contra el suelo, sentir tu mirada entre la gente para más tarde no poder encontrarte, sentir tu voz en el momento preciso para evitar que salte para después volverme sorda a tus palabras, reconocer tu silueta en la sombra de una mala noche, encender la luz y que seas solo esporas en el aire…un suspiro de amor afligido que siempre lleva tu nombre.
Ojalá pudiese no amarte tanto, no con la profundidad de los océanos, no de esta manera tan ferviente que me hace ser tuya aun, no de esta forma irracional que ni a comprenderla alcanzo, no así con la duración de una vida que no tenemos, no con esta pasión que abrasa mi pecho hasta hacerme cenizas…
El lamento de tus notas lentas me acurruca y me mece, siendo mi alma ya cenizas quiero volar con el viento, con ese que me trae tu nombre, tu aroma y tu recuerdo… y el dolor, el dolor persiste, sigues siendo esa espina, esa punzada que me quita el aliento cuando escucho pronunciar tu nombre, un te quiero, cuando veo, escucho y ansío un beso… y no hay beso que me calme, que te borre de mi mente y de mi cuerpo, que libere a mi alma de tu hechizo eterno, de este amor que me encadena a un fantasma que no olvido ni con el tiempo.
Primero pasaron las horas para convertirse lentamente en días, los días se fueron sumando en meses y los meses han derivado en años, una eternidad en la que espero a que renazcas para amarme de nuevo; que despiertes en la sonrisa, la mirada y las palabras de un cuerpo ajeno, quiero reencontrarte de nuevo… necesito, deseo, ruego… Me enfado y quiero olvidarte, me calmo y vuelvo a amarte, le doy mil vueltas a todo y jamás llego a ninguna parte, solo tú, siempre tú, todo me lleva a ti…un dulce tormento que me perturba, la felicidad tiene tu nombre, el amor tu rostro, la soledad tu aroma, el miedo tu ausencia, el deseo tus manos, el placer tus labios, la esperanza tu mirada, la fuerza tus palabras. Siempre tú sombra conmigo, y sola siempre me descubro y en los labios un: vuelve, vuelve, vuelve… casi febril entre lágrimas, siempre lágrimas, siempre por y para ti.
Y nada parece tener fin en esta historia, ni tu ausencia, el malestar o mi amor por ti…el olvido no llega, el amor no se acaba y el sufrimiento perdura siempre, tiñéndolo todo del color del dolor para acompañar las notas que tus manos un día tocaron y que ahora resuenan en mi cabeza abnegada.

domingo, 9 de agosto de 2009

Seremos dos Golondrinas

Mil rosas en mil noches y una sola ausecia, la tuya, que anidada en la más profunda herida de mi pecho ya forma parte indispensable de mi alma; y te siento, y siempre apareces tú recordandome tú sonrisa cuando los demás dejan de sonreirme, siempre son tus ojos los únicos que comprenden a los mios, tus palabras en mi cabeza las únicas que no hieren... las únicas que me llenan de aliento en el preciso intante en el que voy a rendirme.

Y vivo atrapada en la eterna pregunta, ¿Y si tu estuvieses aqui, junto a mi?, pero nada va a cambiar. Sigues estando a una vida de distancia, a un último aliento que no se decide a expirar de mi boca. Y eternamente me pregunto que pasaria con esas alas que pintaste una vez para nosotros , aquellas que nos llevarian lejos, aquellas que por muchas vueltas que dieramos siempre nos llevarian de vuelta a nuestro hogar, a nuestro sitio en la vida.

Y aun escucho tu voz susurrandome: "como las golondrinas, que pese a los largos viajes, al año sieguiente siempre vuelven a su hogar";y es en ese preciso instante en el que siento tus suaves dedos deslizandose por mi espalda de nuevo dibujando esas alas sobre mi piel desnuda.

Pero se escaparon todas las plumas, volaron junto a tu alma acompañandote al lugar mejor donde te acuestas a soñar cada noche... tan lejos de mi lecho, de mi cuerpo, pero como siempre tan dentro de mi alma.

Pequeño secreto mio, te amo profunda y sinceramente, y espero a que cuando esta tortura llegue a su fin, volemos juntos por el cielo que tantos amaneceres y atardeceres nos regaló. Seremos dos golondrinas encontrando su lugar en la vida y ya no existira ni el dolor ni la soledad...